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08 octubre, 2007

Conciencia y género

Llevo en esto de la “teorización” de la igualdad un tiempo en el que sólo he tomado conciencia de muchas cosas luego de un proceso de maduración que me ha costado mucho porque, al igual que la mayoría de los que me leéis, vengo de la idea de cualquier militante de izquierda, incluso de cualquier progresista, de que “el sexo discriminado sólo puede ser el femenino”. Esta es la opinión reinante en la sociedad, opinión que tan pernicioso e injusto es sostenerla hoy, como en su día lo fue negar la discriminación de la mujer.

De lo que no debe caber duda es que los 200 años de feminismo no han pasado en balde. Han servido para que las mujeres tomen conciencia de su condición y hayan decidido convertir esa conciencia en la poderosa arma en que la ha convertido hoy el feminismo de género. El desplazamiento del feminismo de la igualdad por el de la diferencia no es una casualidad y sólo en este contexto se hace posible entender el porqué es este feminismo más radical y separatista el que con mayor fuerza ha prendido, no sólo en los movimientos de mujeres, sino también en el partido socialista y otras fuerzas políticas y sociales. Que las “otras feministas” no consigan un mayor arraigo social, a pesar de su mayor solvencia intelectual y trayectoria como defensoras de los derechos de la mujer, tiene mucho que ver con esto. Otra cosa sería el analizar el papel de los hombres.

En mi opinión, y al contrario de lo que suele ser la norma en nuestras sociedades democráticas, el movimiento feminista no cuenta hoy con ningún poder que se le contraponga y, en este contexto, el razonamiento más sencillo parece ser, si podemos conseguir más por que nos habríamos de contentar con la simple igualdad. La actual Premio Nacional de Ensayo, Celia Amorós, decía hace bien poco que si un grupo social puede someter a otro termina por hacerlo y el feminismo es hoy por hoy un poder que goza de una fuerza y una “libertad” para imponer sus propuestas, incluso las más maximalistas, que difícilmente se puede discutir.

Creo que sólo en un contexto como el que señalo más arriba es posible que se reformule, como lo hace la legislación de género en nuestro país, el concepto mismo de igualdad, vigente desde la Revolución francesa y la proclamación de los Derechos del hombre, en el sentido de concebir un derecho penal con distinta aplicación para hombres y mujeres, o la extensión sin límite de la discriminación positiva, o la imposición de la paridad por ley, o que sencillamente se apruebe una ley en la que un grupo social mantiene el privilegio exclusivo de formar parte de los consejos de redacción de los medios de comunicación públicos y, también privados, y todo ello sin que en la sociedad se haya producido no ya un debate social a la altura de lo que tales temas requerirían, sino sin debate y en un ambiente que tiende más al ocultismo y la censura que a la defensa abierta de las propuestas. La forma en que fue modificada la actual ley de divorcio, con nocturnidad y alevosía y en el último momento, para impedir la custodia compartida, refleja de forma muy clara algunas de las cosas que quiero expresar aquí, pero también el fuerte poder del lobby feminista que contra la opinión del propio ministro que propuso la reforma, el señor López Aguilar, impuso que en nuestro país la custodia compartida no saldría adelante y así fue.

En cuanto a la actuación de los hombres tengo para mí que además de lo dicho en un post anterior del miedo a ser tachado de machista, una buena parte de ellos actúa atrapado en lo que con más fuerza escucharon durante mucho tiempo, que la discriminación sólo era posible hacia las mujeres, y horrorizados por la violencia de género, sencillamente han optado por lo más sencillo y que al mismo tiempo parece lo más justo, alinearse en todo con las propuestas feministas, sin plantearse muchas más cosas, en la conciencia de que se está del lado bueno de la trinchera. También este estado de cosas merece un análisis en profundidad, pero por el momento lo dejo aquí, porque me apetecería que os animaseis a formular vuestras propias hipótesis y si fuera posible a un debate que nos permita ir construyendo un pensamiento alternativo al actual pensamiento único.

1 comentario:

  1. Cada persona es un mundo. No se qué es lo que pasa o deja de pasar por la cabeza de cada hombre para no quejarse, pero aquí van unas ideas al azar:

    1) Ignorancia.

    Cada vez menos, pero hay hombres que no son conscientes de la situación hasta que se dan de bruces con la igualdad, casi siempre en un proceso de divorcio, de un conocido o de ellos mismos. Hasta ese momento viven tranquilamente en un mundo en el que las mujeres están en desventaja por el hecho de ser mujer. Quizá no su mujer ni sus hijas, o sus conocidas, pero todo el mundo lo dice y los medios no paran de repetirlo, así que debe ser cierto. Lo que sí es seguro es que un hombre no va a ser discriminado nunca...

    2) Militancia

    No puedes ir en contra de tu partido sólo por promover leyes que discriminan a tu sexo, ¿verdad? Eres capaz de ver que esas leyes son injustas, pero... cómo vas a retirar tu voto a tu partido por una nimiedad como esa!! A los fachas ni agua. Y tampoco se te ocurra comentarlo no vaya a ser que piensen que te has cambiado de chaqueta.

    (recordemos que la ley integral contra la violencia de género fue aprobada por PP y PSOE!! Pista: hay más de dos partidos ahí fuera, incluso puedes votar en blanco si quieres)


    3) Caballerosidad.

    Es lo que un hombre debe hacer, ¿no? la señal de tu respeto hacia ellas es darles la razón en todo. Incluso puede que así ligues más. Renunciar a tu integridad por ello vale la pena.

    4) auto-odio

    Has leido las maldades que han sufrido las mujeres a lo largo de la historia así que no te vas a quejar ahora de cualquier pequeña molestia que te ocurra, ¿no?. No importa que tu ex-mujer no haya sufrido discriminación en su vida, ni que tu tampoco hayas discriminado nunca a ninguna mujer. Ella tiene derecho a una compensación, y tú como heredero directo de los hombres que cometieron tantas atrocidades y miembro del patriarcado no tienes derecho a quejarte.

    Como decía una una vez un chico en un anuncio promovido por el Estado (en TV3, si no recuerdo mal)

    "Me averguenzo de ser hombre"

    En fin, supongo que habrá tantas respuestas como hombres, pero también me gustaría dejar una pregunta:

    ¿qué les pasa a las mujeres?

    Muchas son conscientes de estas injusticias, pero prefieren mirar hacia otro lado. No estaría de más recordar que esto de la igualdad nos afecta a todas las personas.

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