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16 julio, 2009

Discriminación positiva

En relación con la noticia recogida en la última entrada sobre el tema de la discriminación positiva en los EE.UU el diario El País publicaba unos días más tarde un reportaje titulado ¿Proteger al negro discriminando al blanco? que me parece de gran interés porque aclara un poco el sentido de la discriminación positiva, pero también por la ausencia de límites en su interpretación, ya que como sucede en el caso de más arriba, a falta de que se haya encontrado en la prueba cualquier elemento discriminatorio, el argumento es que, ésta resulta innegable ya que así lo reflejan los resultados: “...Y la prueba son los resultados” dice textualmente el portavoz de la Asociación Nacional para el Avance de la Gente de Color. Es decir la única hipótesis descartable es la de que el grupo de los negros la hubiera resuelto peor.

En cualquier caso lo que realmente resulta increíble es que algo como la discriminación positiva haya podido ser importado a Europa para aplicarlo a las mujeres, como si su situación fuera comparable a la de un grupo social que hace menos de un siglo y medio vivía en la esclavitud y hace tan sólo unas décadas no podía viajar en los mismos autobuses que los blancos. En nuestro caso, importada y ampliada hasta el paroxismo con el añadido de la actitud vergonzante de los últimos tiempos de pretender esconderla bajo la denominación de “acción positiva”. La lectura del citado reportaje en cualquier caso sirve para dejar bien clara la distancia entre unos, los negros en EE.UU y las otras, las mujeres en nuestro país, ya que a lo largo del reportaje es fácil ver que tendría más sentido aplicarla a un varón que a una mujer particularmente si tenemos en cuenta la distinta intensidad con la que golpea a unos y otras el fracaso escolar.