Twittear

19 agosto, 2010

Estudios de género

Tengo intención de continuar desarrollando la cuestión iniciada en la entrada: Masculinismo en el mundo, particularmente porque deseo decir algo a propósito del discurso de Raúl Quiñones, pero antes debo hacer una digresión en torno a los estudios de género que espero me sirva luego.

ESTUDIOS DE GÉNERO

En los estudios de género el método de las ciencias sociales se ha invertido. En los realizados en nuestro país primero se establece la conclusión y luego se busca cómo confirmarla. No se trata de demostrar algo que está en la realidad social, no se trata de que la realidad cante lo que lleva en su seno, se trata de encontrar un método  que confirme lo que el prejuicio feminista ha establecido de antemano, por ejemplo que la violencia hombre-mujer es unidireccional de aquél a ésta y que a la inversa es imposible, o mejor dicho, esta última siempre será de reacción o legítima defensa y por tanto disculpable moralmente.

Y esto vale tanto para los estudios de violencia doméstica, como acoso laboral, o acoso escolar. Y así, nos encontramos, por irnos al más reciente caso, un estudio del Ministerio de Igualdad con el título: Igualdad y prevención de la violencia de género en la adolescencia,  en el que a fin de demostrar que el machismo es cosa de todos los ámbitos sociales y de todas las edades ha realizado un estudio entre escolares de ESO, BAC y FP, en el que a ellos les pregunta por la violencia ejercida o perpetrada y a ellas por la violencia sufrida.

Como no puede ser de otro modo, ya que las condiciones del estudio así lo establecen, la violencia sólo es masculina, la violencia es unidireccional de él a ella. No puede haber chicas abusonas y chicos maltratados porque la naturaleza de la encuesta impide ese resultado. Sólo cabe la opción chico maltratador, chica maltratada, chico verdugo, chica víctima. Y no importa que estudios previos hayan demostrado niveles de violencia similares en chicos y chicas, o que como se señala aquí (El timo de la encuestita, 5 de agosto de 2010) un estudio similar del Gobierno americano volviera a confirmar que los niveles de violencia en chicos y chicas son similares.

Y quizá tampoco sean relevantes los demás datos del estudio –demasiadas veces hemos visto que para una misma cuestión el porcentaje que se nos ofrece entre uno y otro estudio puede variar amplísimamente sin que nadie se dé por aludido-, lo relevante es repetir una y mil veces, con este estudio y otros sobre violencia doméstica, o acoso laboral, o cualquier otro ámbito, que todas las violencias, en todos los ámbitos, en varones de toda edad y condición, la violencia procede siempre del mismo lado, el hombre,  y tiene el mismo  destino la mujer. De ese modo las medidas a arbitrar desde el ámbito social y político serán punitivas y de castigo  para ellos y de vigilancia y protección para ellas. De reprobación y repulsa para ellos y de comprensión y afecto para ellas.

Son ya muchos años de estas prácticas que violentan cualquier criterio de verdad y honestidad intelectual. Por qué la respuesta desde el ámbito social y académico ha sido tan escasa, por qué se tolera en este tipo de estudios lo que en cualquier otro se rechazaría, por qué sus autores y promotores no cesan en una práctica que conculca los más elementales principios de la sociología y la estadística, pues no sólo no evita el sesgo, sino que lo establece como condición, es uno de los grandes interrogantes a los que nadie hasta el momento ha dado una explicación satisfactoria.

Elisabeth Badinter lo atribuye al miedo del varón a aparecer como machista, Ivon Dallaire a un ambiente cultural y social en el que despotricar contra el hombre siempre sale gratis, en cualquier caso es demasiado lo que está en juego y han sido ya demasiados los episodios de este tipo como para seguir tolerando que esta práctica no sólo se ejerza, sino que se haga con los presupuestos de todos y desde las esferas gubernamentales. Sobre pilares falsos nada sólido se puede construir, faltando a la verdad no es concebible un mundo mejor. 

5 comentarios:

  1. juanmaria2008@gmail.com8:30 p. m.

    Buena reflexión, Emilio.

    Aunque entiendo tu estupefacción, no debería extrañarte: si en la legislación se ha conseguido darle la vuelta al art. 14 de la CE y en la jurisprudencia se ha invertido la carga de la prueba, por ejemplo, ¿qué inconveniente iba a haber en distorsionar estudios sociológicos?

    ResponderEliminar
  2. juanmaria2008@gmail.com8:49 p. m.

    Emilio, me imagino que lees a Quiñones por practicar inglés porque dice las mismas simplezas que Lorente en granaíno. (Un poco más elaborado, eso sí)

    ResponderEliminar
  3. No es cuestión Juan María de que me extrañe que esa sea la práctica de Lorente, el ministerio de Igualdad, Bibiana Aído o el feminismo institucional de género. Por cierto fue Lorente quien hizo la presentación del estudio ante la prensa. Lo que de verdad me extraña es la tibieza, aunque quizá debiera decir ausencia, de respuesta a algo inadmisible desde el punto de vista de la sociología, o cualquier otra rama de las ciencias sociales.

    Me extraña más en quienes sin embargo examinan con lupa asuntos menores, me extraña que entre las fuerzas políticas y los medios de comunicación no haya habido nadie que se hubiera plantado y dicho que eso son ruedas de molino y que con una encuesta que se salta tan a la torera cualquier criterio científico puede demostrar lo que le dé la gana. Me extraña incluso que las madres de esos varones entrevistados no protesten porque de entrada a su hijo se lo señale como maltratador, cuando si fuera niña sólo cabría que fuese víctima.

    De todos modos observa que de alguna manera presentar esta encuesta ante los medios hace unos días y luego escribir en El Mundo que no se trata de culpabilizar al varón exige como mínimo cierto desdoble de personalidad. En fin, esta reflexión hay que hacerla porque por muy claro que tú y yo lo veamos, hay muchísima otra gente que no lo ve y que precisa que se le diga y se le muestre sobre qué bases está sustentada la ideología de género. Esta reflexión no sólo no es ociosa sino absolutamente necesaria. Y más necesario todavía hacerla llegar a la sociedad.

    ResponderEliminar
  4. Anónimo6:47 a. m.

    Eso sí avalan estudios y planteamientos como los de la encuesta que comentas

    http://www.elpais.com/articulo/sociedad/universidad/espanola/200/mejores/elpepisoc/20100820elpepisoc_5/Tes

    Alberto

    ResponderEliminar
  5. Hay un detalle relevante que se me olvidó al escribir la entrada, y es que aún cuando a los chicos se les pregunta por una cosa y a las chicas por otra, esto jamás se explicita en la presentación pública. Jamás se explica que no pueden salir resultados de chico víctima y chica maltratadora porque el cuestionario lo excluye.

    De tal modo que cuando la prensa amplifica su difusión tampoco lo hace constar y en la opinión queda que efectivamente la violencia es unidireccional y que si alguien maltrata es el chico y si alquien es maltratado es la chica. Como por otro lado está acostumbrado a escuchar y ver.

    ResponderEliminar