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31 agosto, 2010

Tabú

Vivimos en un mundo aparentemente del siglo XXI, incluso presumimos de la conquista de nuevos derechos, pero lo cierto es, que en lo relativo al género hemos retrocedido décadas y décadas y, el hecho de que esa materia haya sido declarada tabú para el común de la ciudadanía y materia reservada a los  “expertos”, nos devuelve problemas de hace mucho tiempo, anteriores en cualquier caso a la Ilustración.

La división del mundo que realiza el feminismo actual en la que, por una parte, estarían todas las mujeres de hoy y de ayer, de Oriente y de Occidente, del Norte y del Sur,  y por el otro, los hombres, todos los hombres presentes y pasados, no sólo oculta la complejidad de los sexos, también la complejidad del mundo, en realidad supone que todo lo que hemos ido ganando en mayor discernimiento lo entregamos de nuevo a esa oscuridad en la que todos los gatos son pardos, y que en modo alguno nos indica un camino que se pueda transitar o un camino que nos pueda llevar a algún buen destino.

Leyendo alguna legislación de género uno tiene la duda si en realidad habla de las mujeres afganas, de las españolas bajo el franquismo, o de qué, pero difícilmente reconoce a la inmensísima mayoría de las españolas de hoy, tampoco de los españoles por supuesto, pero es derecho positivo que se aplica un día sí y otro también por nuestros tribunales de justicia. Hablar de la mujer como una abstracción donde no importaría ni clase, ni formación, ni tan siquiera condición física y pretender con esa abstracción hacer justicia no es posible. Tanto como catalogar al varón –a todos los varones- con un determinado estereotipo.  

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