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31 agosto, 2010

Tabú

Vivimos en un mundo aparentemente del siglo XXI, incluso presumimos de la conquista de nuevos derechos, pero lo cierto es, que en lo relativo al género hemos retrocedido décadas y décadas y, el hecho de que esa materia haya sido declarada tabú para el común de la ciudadanía y materia reservada a los  “expertos”, nos devuelve problemas de hace mucho tiempo, anteriores en cualquier caso a la Ilustración.

La división del mundo que realiza el feminismo actual en la que, por una parte, estarían todas las mujeres de hoy y de ayer, de Oriente y de Occidente, del Norte y del Sur,  y por el otro, los hombres, todos los hombres presentes y pasados, no sólo oculta la complejidad de los sexos, también la complejidad del mundo, en realidad supone que todo lo que hemos ido ganando en mayor discernimiento lo entregamos de nuevo a esa oscuridad en la que todos los gatos son pardos, y que en modo alguno nos indica un camino que se pueda transitar o un camino que nos pueda llevar a algún buen destino.

Leyendo alguna legislación de género uno tiene la duda si en realidad habla de las mujeres afganas, de las españolas bajo el franquismo, o de qué, pero difícilmente reconoce a la inmensísima mayoría de las españolas de hoy, tampoco de los españoles por supuesto, pero es derecho positivo que se aplica un día sí y otro también por nuestros tribunales de justicia. Hablar de la mujer como una abstracción donde no importaría ni clase, ni formación, ni tan siquiera condición física y pretender con esa abstracción hacer justicia no es posible. Tanto como catalogar al varón –a todos los varones- con un determinado estereotipo.  

30 agosto, 2010

Mineros chilenos

Siguiendo el drama de los mineros chilenos atrapados a 700 metros de profundidad, quizá no sería ocioso plantearse algunos interrogantes en relación con la igualdad y la ideología de género, por ejemplo qué valor cabe dar al hecho de que todos sean varones… quizá algún tipo de discriminación de la mujer en lo laboral - conviene recordar que cuando en algunos países se dictaron leyes que prohibían el trabajo de las mujeres en la minas, las feministas del momento las contestaron -, también preguntarse por el significado de conceptos como paridad, incluso qué queda de ese varón presentado como clase dominante opresora y explotadora de las mujeres. Aunque quizá estas preguntas jamás vayan a ser contestadas por quienes desde lo oficial hablan un día sí y otro también de la terrible opresión de las mujeres. 

26 agosto, 2010

¿Qué igualdad?



El artículo de Miguel Lorente que vengo comentando concluye con estas dos frases.

… La igualdad es la mejor medida de protección que podemos darnos para conseguirlo, y por ello tenemos que trabajar para alcanzarla y para velar por su cumplimiento.”

Quien teme a la igualdad es un poco como el verano, aparentemente estable y claro, pero cargado de tormentas sorpresivas que buscan arrastrar lo nuevo para dejar las raíces de siempre.”

En mi idea de igualdad estaría en primer lugar la igualdad jurídica, la consideración de que las personas (hombres y mujeres) somos iguales ante la ley y respondemos de nuestros exclusivos actos, lo que supondría por tanto el final de esta dualidad actual en la que el Estado de derecho es para ellas, mientras que para el varón lo que rige es una especie de Leviatán del que hablaba Hobbes. Como estaría también,  un régimen de separación matrimonial que incluyera como opción preferente la custodia compartida y el reparto de los bienes de la sociedad matrimonial, o el estudio en profundidad del fracaso escolar masculino y en qué medida la escuela se adapta peor a los varones, así como la fijación de las medidas correctoras del propio fracaso y del gap que separa a chicos de chicas.

Debería contener la exigencia de que el impacto de la crisis en términos de empleo no recaiga, de la forma desproporcionada en  que lo hace, del lado de los varones y que la creación de empleo público no favoreciese de la forma escandalosa que lo está haciendo el empleo femenino. Supondría que la corrección del impacto de género de cualquier medida no se limitase a los casos en que es en perjuicio de ellas, sino de ambos, varones y mujeres. Supondría acabar con la actual administración paralela de organismos por y para la mujer, para transformarlos en la medida que continuasen siendo precisos en organismos para la igualdad y, en consecuencia, cesase este estado de cosas en que quienes dicen cómo haya de ser interpretada la igualdad incluso la Constitución y las leyes deban ser las organizaciones feministas y de mujeres.
Supondría que todo el aparato estadístico del Estado corrigiese el sesgo de género que ahora mismo lo caracteriza y las encuestas sobre violencia, en el ámbito que fuese, se pasasen sin sesgo a ellos y ellas… Y así podría continuar largo y tendido.

Pero lo que parece claro es que esta idea de igualdad nada tiene que ver con la que maneja el señor Lorente, el ministerio de Igualdad,  el feminismo de género y el Gobierno, por tanto quizá, por dónde convendría  comenzar sería por reclamar de quienes desde el Gobierno y los organismos públicos se dicen agentes de la igualdad nos expliquen por qué un fenómeno que no es de ahora sino como mínimo de hace 20 años como el fuerte gap existente entre el fracaso escolar masculino y el femenino no forma parte de la agenda de igualdad; o la dualidad de la estructura del mercado de trabajo con empleos de oficina para ellas y del tajo para ellos, y en qué medida, eso incide en el reparto de las tareas del hogar; y por qué no, un estudio sin sesgo de género sobre el  empleo de tiempos de ellos y ellas a las tareas domésticas y al trabajo fuera de casa a fin de acabar con la falacia de la doble jornada laboral de ellas y el escaqueo de ellos, así como  que deje de producirse el silencio estadístico y de todo tipo que opera a la hora de mostrar el malestar y el dolor masculino…

Y, desde luego, cesar en ese intento de que la igualdad consista en que ellas suban en ascensor y con botones y ellos a pie por la escalera; o sólo se dé a conocer la violencia, pero no los cambios legales y de todo tipo que en nuestra sociedad se están produciendo en beneficio de ellas y en perjuicio de ellos. Nuestros representantes políticos deben dejar de escurrir el bulto y explicarnos a todos, en sus campañas electorales y fuera de ellas, por qué son partidarios de que los hombres sean castigados por la ley penal con un baremo diferente al que se aplica a las mujeres y, de paso nos expliquen qué pasó con la custodia compartida. En fin, deberían comenzar a explicarnos su idea de igualdad para poder decirles que la nuestra es diferente y que están generando una importante fractura social y, que si no quieren verse arrastrados por el actual descrédito del feminismo deberían comenzar por de pronto a corregir todas estas cosas.

Cerraba su artículo Lorente así: “Quien teme a la igualdad es un poco como el verano, aparentemente estable y claro, pero cargado de tormentas sorpresivas que buscan arrastrar lo nuevo para dejar las raíces de siempre”.  Yo le digo que se aplique el cuento.

24 agosto, 2010

Miguel Lorente y la violencia de género


 Leyendo el artículo uno tiene la sensación de que Miguel Lorente se refiere a una sociedad que no es la nuestra, como si de repente hubiéramos retrocedido décadas, incluso siglos. Hablar de la violencia de género como costumbre, hablar de ella como una conducta que  “cuenta con el beneplácito de una cultura que la ha normalizado y que cuestiona más a las víctimas y a quienes hablamos de ella que a los agresores y a quienes, de alguna manera, minimizan el calado de esa violencia.” resulta cuando menos un diagnóstico equivocado para una sociedad en la que, desde hace muchísimo tiempo por no decir siempre, tal comportamiento es señalado como el más aborrecible y donde el conjunto de la sociedad: legisladores, jueces, periodistas… se han volcado con éste y anteriores Gobiernos.


Cosa diferente es que se pretenda que en este tema no se pueda ejercer la crítica democrática, o que cualquier crítica se presente como un ataque a las víctimas y no a los gestores de las políticas  desarrolladas en relación con este tema, también diferente de  entender la crítica no como una contribución a la solución del problema sino siempre como un obstáculo o, como me temo,  pretender  que no se pueda poner en duda unas opiniones como las que expresa en este artículo, donde  equivoca de forma tan importante el diagnóstico sobre una sociedad en la que la mujer no sólo goza de los mismos derechos y garantías jurídicas que el varón sino que en multitud de planos sociales: universidad, trabajo, derechos sobre la reproducción, índices de consumo y cuidado personal… etcétera su situación no sólo es comparable  sino que en muchos de ellos supera la de los hombres.


Pero como ya puso de manifiesto en el momento de presentar la reciente encuesta sobre las actitudes de los ciudadanos ante esta violencia, parece que se está especializando en buscar culpabilidades en todas partes menos en sus políticas y las del departamento del que él es responsable. Si primero culpabilizó a las víctimas y sus familiares por no presentar suficientes denuncias, y luego acusó a los jueces de excesiva benignidad,  ahora parece que la responsabilidad se extiende como una mancha por todo el tejido social cuando se afirma que se cuestiona más a la víctimas que a los agresores o que se trata de de una conducta “normalizada”.  Si los datos de estadísticas confeccionadas de forma poco escrupulosa acaban induciendo a error en las políticas y las estrategias a desarrollar la culpa no es de una realidad que no confirma esos números sino más bien del método con el que han sido obtenidos y la teoría social que los respalda. 


Desgranando el contenido del artículo yo destacaría el nuevo giro de tuerca que supone abandonar como elemento explicativo de esta violencia, no sólo el  marco jurídico, social y político,  sino también  las circunstancias personales, al desligar esa violencia de los “elementos individuales que definen la relación de pareja”, para decidir  situarla en un limbo: “sino como una situación general traída por la desigualdad atávica”. Lo que supone tal como él nos dice que  dejaría de ser relevante  “si ella gana más dinero que él o tiene más estatus, si existe dependencia material…” pues eso entra en franca contradicción con todo lo dicho anteriormente por el feminismo, también con la encuesta que el propio Ministerio de Igualdad utiliza para conocer esa violencia  basada en justamente los “elementos individuales que definen la relación de pareja”.  


Pero si llamativo resulta la forma en que se carga toda la historia del feminismo desde sus orígenes al decir que la raíz de la desigualdad ni es social, ni es personal, sino atávica, sin que se nos diga por qué vía, más llamativo resulta que ahora también se sostenga que la violencia de género no busca los objetivos de dominación y subordinación: “No es una violencia que busca esos objetivos -se refiere a los del artículo 1 de la Ley- sino que nace de esas circunstancias, y no como parte de un contexto individual de relación de pareja, sino como una situación general traída por la desigualdad atávica.” Ya que hasta el presente justamente se hablaba de ese como el mejor elemento que la caracterizaba, aunque ahora parezca que se trata de la “desigualdad atávica” sin que nos sea claro discernir que puede encerrar tal expresión.


Y un poco más adelante decir: “Por eso el agresor tiene que ser un hombre, la víctima una mujer, y las circunstancias la relación de pareja” , y entonces preguntarnos, cómo es posible que un delito que es definido por el sexo de los agentes activo y pasivo no constituya derecho de autor y  violación del artículo 14 de la Constitución en lo relativo a discriminación por razón de sexo, aunque también para esta cuestión nos da su particular visión de las cosas y las leyes cuando dice: “Y si existe la discriminación por razón de sexo, significa que son las mujeres las que la han sufrido en una historia que abraza al presente.” Es decir, no se produce discriminación por razón de sexo ya que según su particular lectura de la Constitución el artículo 14 al hablar de discriminación por razón de sexo no se estaría refiriendo tanto a hombres como a mujeres, sino exclusivamente a ellas.


Como resumen diría que Miguel Lorente pretende con este artículo alejar las responsabilidades que le corresponden como responsable del gobierno para  una violencia que se ha vuelto a disparar. Y por eso se hace necesario recordarle una vez más que si la realidad desdice una teoría, lo lógico no es mantener la teoría pensando que sea la realidad la que acabe viniendo a ella, sino cambiar una teoría que equivoca la sociedad en que se asienta y, como consecuencia de ese error, el diagnóstico y las medidas a arbitrar para corregir un fenómeno como la violencia doméstica. Ser juez y parte en este asunto como lo está siendo el feminismo institucional puede acabar confundiendo las necesidades propias con el objetivo social que se pretende alcanzar: en este caso hacer mínima la violencia doméstica sin que por ello se resiente el Estado de derecho.

23 agosto, 2010

Feminismo radical

El feminismo radical americano  dejó de pensar en términos de sociedad para pasar a hacerlo en términos de género, el equivalente en lo relativo a los sexos, a la plusvalía capitalista en lo que tiene que ver con las clases sociales, y llegando a la conclusión de que mientras las mujeres no ocupasen los más altos puestos de poder político y los más altos reconocimientos en la ciencia y la cultura seguiríamos instalados en el patriarcado.

Y en  esa guerra de sexos todo vale, ya que el juicio sobre el hombre y lo que representa es absolutamente inmisericorde e inapelable. Lo relevante no es cómo se llegue a esos puestos de poder, lo relevante es llegar.  Todos los instrumentos son válidos: discriminación positiva, paridad por Ley, atajos de todo tipo... Si el hombre ha usurpado todo el poder para usarlo a su favor a lo largo de los siglos está absolutamente incapacitado para la crítica a las formas en que ahora lo pueda hacer la mujer.

Habla María Sanahuja en su artículo sobre: Los caminos y  los atajos de la igualdad, de que por los pelos nos libramos de que se hubiera consagrado en el código penal el delito de apología del machismo,  por eso que nadie entienda como una boutade personal de algunas la equiparación entre machismo y terrorismo, porque en buena medida el feminismo dominante ha conseguido que tengan el mismo tratamiento institucional y mediático los actos derivados de uno y otro, pero sin que nadie se haya sentido en la necesidad de explicar qué los haría semejantes.

No es que este tipo de “ideas” carezca de antecedentes en otros países, Andrea Dworkin habló de las mujeres como “survivor” en un intento de equipararlas a los supervivientes del holocausto, pero en ningún lugar del mundo han conseguido instalarse en las esferas gubernamentales de la forma en que aquí lo hacen. A efectos de ilustrar que estamos ante algo más que una llamada a una igualdad que por ningún lado se percibe, quizá convenga conocer hasta dónde ha llegado este feminismo en el plano ideológico, y, por eso, merezca la pena leer algo de lo que dice Ivon Dallaire.

Yvon Dallaire en el capítulo 2, con el título de: Las mujeres que odian a los hombres,  de su libro: Homme et fier de l’être, Option Santé, Quebec 2001, recoge una selección de textos   de este feminismo  que, en su brevedad,  revelan su consideración hacia el hombre y sus intenciones mejor que ningún tratado. Dos comentarios previos del propio  Dallaire.
 “Creéis que exagero al afirmar que existen mujeres que odian a los hombres. Sin embargo, estoy seguro de que os encontrareis con ellas en el curso de vuestra vida. Que, a veces, las mujeres puedan detestar a los hombres por lo que han hecho o por lo que les han hecho, nada debe ser más comprensible. Puedo también comprender y aceptar que no aprueben ciertos comportamientos de machos o algunas de sus prioridades de vida. Pero que algunas mujeres erijan en sistema el odio a los hombres, es todavía un paso que ningún hombre, en mi opinión, ha franqueado todavía, incluso sabiendo que existen misóginos. ¿No me creéis? Leed lo que sigue…”
“Las frases siguientes están escritas por mujeres influyentes: autoras, editoras, profesoras encargadas de cursos universitarios sobre la condición femenina (Womén’s Studies programs), estrellas de cine, políticas.... Por lo tanto, en primer lugar, mujeres instruidas e.... inteligentes.”

Por mi parte decir que, siendo la lista de frases  bastante larga,  sólo recojo unas cuantas.

“Creo que odiar a los hombres es honorable y políticamente correcto, que los oprimidos tienen el derecho a odiar a sus opresores.... Establezcamos de una vez por todas, un buen principio: los hombres mienten cuando dicen que ellos también son víctimas del sexismo; es impensable que pueda existir un movimiento de liberación de los hombres.... A largo plazo, la liberación de las mujeres liberará evidentemente a los hombres, pero a corto plazo, esto les costará la pérdida de enormes privilegios que abandonaran voluntariamente o de grado. El sexismo no es culpa de la mujeres: acusad a vuestros padres, no a vuestras madres.”
                                                                                              Robin Morgan, editora de MS Magazine

“Mis sentimientos en relación con los hombres son el resultado de mis experiencias. Tengo poca simpatía por ellos...  No valen un encogimiento de hombros. Lo que son en tanto que personas, su vergüenza o sus deseos me dejan totalmente indiferente”
                                                                                              Marilyn French, The Women’s room

“Tengo dificultad para imaginar al hombre ideal. En lo que a mí concierne, el hombre es el resultado de un gen deteriorado. Los hombres pretenden ser normales, pero todo lo que hacen, sentados aquí, con sonrisas insignificantes en su cara, es producir esperma. Es lo que hacen todo el tiempo. No paran nunca”
Germaine Greer,  respuesta en una entrevista donde ya negaba haber dicho que “el hombre ideal era una mujer con un pepino.”


“Cuanto más renombre y poder tengo, más posibilidades tengo de humillar a los hombres”
                                                                              Sharon Stone en una emisión de David Latterman

“El macho: representa una variante o desviación de una categoría de mujeres. Los primeros hombres eran mutantes.... el sexo macho representa una degeneración y una deformación de la hembra... El hombre una forma de vida desfasada... una criatura ordinaria a vigilar... un hombre-bebé... Emponzoñado de testosterona: hasta ahora se creía que la tasa de testosterona del hombre era normal... Pero cuando se considera la anormalidad de sus comportamientos, no se puede emitir más que la hipótesis de que todos los hombres sufren de envenenamiento por testosterona”
                               A Feminist Dictionary, ed. Kramarae&Treichler, Pandora Press, 1985


“¿Quién se preocupa de los sentimientos de los hombres o de sus supuestos sufrimientos? Han tenido 2.000 años de dominación y mirad lo que han hecho. Es ahora nuestro turno. Mi único comentario frente a los hombres a los que no les gusten mis propuestas es, tanto peor para vosotros, y si os metéis en mi camino, os aplasto”
                                               Liberated Women, Boronia, Herald-Sun, Melbourne, 9/2/1996

“Las relación heterosexual es la expresión más pura, la más formalizada de menosprecio hacia el cuerpo de la mujer...  La violación es el modelo heterosexual primario de relación sexual. La violación es el modelo primario de amor romántico. La violación es el medio por el cual la feminidad de una mujer es iniciada, tal como es definida por el hombre... La violación es la consecuencia lógica de un sistema de definiciones de la normalidad. La violación no es excesiva, ni aberrante, ni un accidente, ni un error, es la encarnación de la sexualidad tal como está definida por la cultura.”
Andrea Dworkin, The Rape Atrocity and the Boy Next Door                      

“Yo creo que las mujeres tienen una capacidad de comprensión y de compasión que un hombre, a causa de su estructura, no puede tener. No tiene esa capacidad porque no puede tenerla. Es incapaz.”
                                               Barbara Jordad, Former Congreswoman

22 agosto, 2010

No por casualidad

"La lista la encabeza EE UU, con 8 de los 10 primeros puestos (los otros dos son para las británicas Oxford y Cambridge) y Harvard como líder. Las universidades asiáticas mejoran y ya copan 106 de las 500 plazas."


No es una casualidad que las dos democracias más antiguas del mundo copen los 10 primeros puestos del ranking mundial de universidades.  Mientras tanto, nuestro país, no coloca ninguna entre las 200 primeras; la educación está a la cola de Europa y el I+D constituye  nuestra permanente asignatura pendiente.

La democracia siempre estuvo ligada a la educación, la investigación y la ciencia, también el desarrollo social y económico. En nuestro país históricamente el desarrollo educativo y científico se ha producido con mucho retraso debido al asfixiante peso de la Iglesia en los asuntos públicos y la sociedad, y cuando parecía que queríamos despegar de esa influencia, otra fe, ésta al parecer laica, el feminismo de género, pretende ocupar su lugar y desde el poder controlar y establecer límites a lo qué deba ser el saber y la  ciencia. 



20 agosto, 2010

Realidad y ficción

Preguntaba en el post anterior juanmaria para qué gastar pólvora denunciando una encuesta del Ministerio de Igualdad que no respetaba los mínimos que cualquier estudio sociológico debe reunir para comenzar a ser creíble, si en lo jurídico se han cargado el artículo 14 de la Constitución  y laminado en buena medida las garantías jurídicas de los varones.  Y quizá debiera haber dicho que, porque es la única forma que se me ocurre, y a continuación  que conviene desmarcar los ámbitos de acercamiento a la realidad ya que no son las mismas exigencias para lo jurídico, que para la Sociología  y los criterios que debe respetar cualquier estudio social que pretenda ser algo más que pura ideología, como es el caso del estudio del que hablamos.

Desarrollando un poco más lo que escribí ayer diría que nos vemos obligados a desmontar el terrible embrollo a que el feminismo de género nos ha conducido. Leyendo  alguna parte de la sentencia del TC sobre la LIVG uno puede percatarse de hasta qué punto la ideología de género se ha infiltrado en todos los ámbitos de la sociedad, de tal modo que  aseveraciones como mínimo discutibles se admiten poco menos que como verdades reveladas. Una de ellas, que la violencia de pareja es una violencia ligada al sexo y no a las circunstancias personales y de convivencia, cuando todos los estudios muestran que esa violencia ni se acomoda al sexo, ni a la orientación sexual y en su complejidad responde a múltiples factores.

Negar a estas alturas los asesinatos de hombres por sus parejas, pretender que es diferente la violencia en las parejas homosexuales que en las heterosexuales cuando la pauta de comportamiento es la misma, pretender que toda ella responda al único afán de dominio del varón sobre la mujer y no a los roces y las dificultades de la convivencia, es un intento inútil en los planos de la sociología y la psicología, aunque en el momento presente constituya la verdad oficial. Por ello tenemos que desmontar este prejuicio si queremos replantearnos la legislación de género.

Por distanciarnos un poco del tema de la violencia, que dada la carga emocional que conlleva se hace más difícil su tratamiento, para ilustrar lo que digo podríamos centrarnos en la pretendida discriminación salarial femenina. Son pocas, por no decir ninguna, las mujeres que han dicho yo estoy discriminada salarialmente, son pocas las personas que dicen conocer en su entorno próximo personas que estén siendo discriminadas salarialmente, ningún empresario, tampoco el Estado, reconoce que pague menos a las mujeres que a los hombres… Pues a pesar de eso si realizásemos una encuesta en la calle muy pocos dirían que las mujeres no están discriminadas salarialmente. ¿Cómo es esto posible?

Es posible porque a fuerza de repetición y de ausencia de una respuesta acertada casi cualquier cosa puede terminar siendo creíble. La propaganda puede hacer milagros y eso  lo saben bien quienes quieren vender algo y  lo sabe bien el feminismo institucional. Lo cierto es, que el INE en las encuestas sobre salarios que realiza ofrece, generalmente, los datos por sexo, comunidad autónoma, sector de actividad etc. pero justamente donde más necesario sería esa información por sexo, es decir a la hora de ofrecer el salario por hora trabajada, resulta que no se ofrece, privándonos así de un instrumento valiosísimo para deshacer el prejuicio, aunque estudios realizados desde otros ámbitos si nos muestren que la tal pretendida discriminación salarial es un invento.

Algo de esto es “mutatis mutandis” lo que sucede con la llamada violencia de género, donde una serie de mitos han sustituido la investigación sociológica rigurosa y, por eso se hace necesario, por un lado, denunciar lo que se está haciendo, pero por otro, hace falta también sustituir esas afirmaciones por estudios serios y rigurosos, y a esa tarea debemos convocar a todos los profesionales  que con su trabajo pueden desmontar el laberinto de verdades a medias y mentiras enteras que el feminismo de género ha urdido alrededor de este tema. 

Como todo lo recogido en este post tiene que ver con lo que Miguel Lorente escribió en El Mundo espero en una próxima entrada hablar sobre el contenido del mismo. 

Resultado de la Ley de Igualdad

Dónde está la Leire Pajín que protestaba porque una cadena privada tuviese un programa en el que no había mujeres, dónde están quienes claman contra la discriminación… dónde ha quedado la vergüenza.  




19 agosto, 2010

Estudios de género

Tengo intención de continuar desarrollando la cuestión iniciada en la entrada: Masculinismo en el mundo, particularmente porque deseo decir algo a propósito del discurso de Raúl Quiñones, pero antes debo hacer una digresión en torno a los estudios de género que espero me sirva luego.

ESTUDIOS DE GÉNERO

En los estudios de género el método de las ciencias sociales se ha invertido. En los realizados en nuestro país primero se establece la conclusión y luego se busca cómo confirmarla. No se trata de demostrar algo que está en la realidad social, no se trata de que la realidad cante lo que lleva en su seno, se trata de encontrar un método  que confirme lo que el prejuicio feminista ha establecido de antemano, por ejemplo que la violencia hombre-mujer es unidireccional de aquél a ésta y que a la inversa es imposible, o mejor dicho, esta última siempre será de reacción o legítima defensa y por tanto disculpable moralmente.

Y esto vale tanto para los estudios de violencia doméstica, como acoso laboral, o acoso escolar. Y así, nos encontramos, por irnos al más reciente caso, un estudio del Ministerio de Igualdad con el título: Igualdad y prevención de la violencia de género en la adolescencia,  en el que a fin de demostrar que el machismo es cosa de todos los ámbitos sociales y de todas las edades ha realizado un estudio entre escolares de ESO, BAC y FP, en el que a ellos les pregunta por la violencia ejercida o perpetrada y a ellas por la violencia sufrida.

Como no puede ser de otro modo, ya que las condiciones del estudio así lo establecen, la violencia sólo es masculina, la violencia es unidireccional de él a ella. No puede haber chicas abusonas y chicos maltratados porque la naturaleza de la encuesta impide ese resultado. Sólo cabe la opción chico maltratador, chica maltratada, chico verdugo, chica víctima. Y no importa que estudios previos hayan demostrado niveles de violencia similares en chicos y chicas, o que como se señala aquí (El timo de la encuestita, 5 de agosto de 2010) un estudio similar del Gobierno americano volviera a confirmar que los niveles de violencia en chicos y chicas son similares.

Y quizá tampoco sean relevantes los demás datos del estudio –demasiadas veces hemos visto que para una misma cuestión el porcentaje que se nos ofrece entre uno y otro estudio puede variar amplísimamente sin que nadie se dé por aludido-, lo relevante es repetir una y mil veces, con este estudio y otros sobre violencia doméstica, o acoso laboral, o cualquier otro ámbito, que todas las violencias, en todos los ámbitos, en varones de toda edad y condición, la violencia procede siempre del mismo lado, el hombre,  y tiene el mismo  destino la mujer. De ese modo las medidas a arbitrar desde el ámbito social y político serán punitivas y de castigo  para ellos y de vigilancia y protección para ellas. De reprobación y repulsa para ellos y de comprensión y afecto para ellas.

Son ya muchos años de estas prácticas que violentan cualquier criterio de verdad y honestidad intelectual. Por qué la respuesta desde el ámbito social y académico ha sido tan escasa, por qué se tolera en este tipo de estudios lo que en cualquier otro se rechazaría, por qué sus autores y promotores no cesan en una práctica que conculca los más elementales principios de la sociología y la estadística, pues no sólo no evita el sesgo, sino que lo establece como condición, es uno de los grandes interrogantes a los que nadie hasta el momento ha dado una explicación satisfactoria.

Elisabeth Badinter lo atribuye al miedo del varón a aparecer como machista, Ivon Dallaire a un ambiente cultural y social en el que despotricar contra el hombre siempre sale gratis, en cualquier caso es demasiado lo que está en juego y han sido ya demasiados los episodios de este tipo como para seguir tolerando que esta práctica no sólo se ejerza, sino que se haga con los presupuestos de todos y desde las esferas gubernamentales. Sobre pilares falsos nada sólido se puede construir, faltando a la verdad no es concebible un mundo mejor. 

El Constitucional: ¿ratifica o rectifica?

Tal como apuntó Athini la lectura que hace  El  Mundo de la sentencia del TC, lectura a la que se acoge Arcadi Espada aquí, en relación con la LIVG, parece diametralmente opuesta a la que hizo Público y comentada en una entrada anterior.

Por lo que soy capaz de deducir el Constitucional sin desdecirse completamente de los argumentos dados en su día para avalar la constitucionalidad de la Ley - en el plano formal los mantiene todos-, en el sentido de un cierto automatismo al considerar machista toda agresión de un hombre a una mujer en el ámbito de una relación de pareja, y dada la enorme dificultad que está ocasionando la aplicación de esta Ley, ha optado por dejar en manos de cada tribunal al que le toque juzgar los casos concretos apreciar si la agresión se produce en ese marco de desigualdad y con intención de sometimiento o subordinación.  Lo cual evidentemente puede dar como resultado que haya sentencias completamente dispares, según que se compartan los argumentos del feminismo de género y el  Ministerio de igualdad  o no.

En relación con el artículo de Miguel Lorente que comenta Arcadi Espada me llama la atención  su aparente moderación que contrasta con las cosas dichas en una entrevista reciente en El País y comentadas en otra entrada, pero no me defrauda en la incapacidad para decir toda la verdad de lo que piensa y  hace cada día.

18 agosto, 2010

¿Quién gobierna la Educación?

He seleccionado tres informaciones relacionadas con la Educación, en particular con la selectividad, que nos ofrecen un panorama que como mínimo habría que calificar de preocupante. La selección de las informaciones en lugar de sobre la selectividad podría estar relacionada con el fracaso escolar, pero tengo la sensación de que la percepción general seguiría siendo la misma.


La nueva selectividad es más fácil:
Habrá selectividad para la FP
Angel Gabilondo dice que hay más estudiantes de Derecho en Madrid que en todo el Reino Unido.
http://www.deia.com/2010/07/26/sociedad/gabilondo-cree-que-hay-demasiados-universitarios

15 agosto, 2010

Masculinismo en el mundo


De vez en cuando conviene levantar la vista de los papeles y de lo que tenemos más cerca, para ver qué se hace y se dice por otras partes del mundo. En lo que respecta a las cuestiones que tienen que ver con la temática de esta bitácora, creo que debemos agradecer a Enric Carbó  y su blog: Masculinidad y política, la atención que presta a lo que a este respecto hacen y dicen personajes como Warren Farrell  o el  intento de acercarnos a los temas abordados en Pelle Billing.

Y centrándonos en las dos últimas entradas de su bitácora: Warren Farrell y Ken Willber: La necesidad de la liberación masculina, y el Feminismo personaliza lo impersonal, yo destacaría que en ambas, aunque con matices diferentes, la tesis que se viene a sostener es, que el patriarcado y los roles a él asociados no sólo habrían oprimido a la mujer, sino a ambos, la mujer y el hombre, al encorsetarlos en unas funciones que en ambos casos les venían impuestas y, en consecuencia, deberían cesar por parte del feminismo las acusaciones que culpabilizan al hombre  de esta opresión. En el caso de Pelle Billing incluso se plantea la pregunta para qué un movimiento feminista y otro masculino, si con uno sólo sería suficiente y podríamos trabajar juntos en la liberación de ambos.

En relación con esta última cuestión de trabajar juntos por la superación de la actual situación proponiendo no “un quítate tú que me pongo yo” sino un verdadero cambio de civilización donde las relaciones hombre mujer se establezcan en un nivel superior de justicia e igualdad, tengo para mí que fue el ideal que animó a miles de hombres y mujeres que construyeron el feminismo hasta hace escasas décadas y ahí habría que sumar los esfuerzos de Stuart Mill y los de Mary Wollstonecraft a los de tantos y tantas liberales, socialistas,  anarquistas y gentes que sin más  adscripción que la defensa de la justicia social, sobre el asunto se han expresado. Lamentablemente, para el feminismo de la llamada tercera ola y el feminismo institucional de nuestros días, tal cosa no sólo ha dejado de ser deseable sino que sería injusta.

A este respecto me parece que resume muy bien esta posición de oposición a comparar la “impotencia” masculina con la “opresión” femenina, el comentario de Raúl Quiñones-Rosado recogido aquí y que constituye respuesta a lo expresado por Warren Farrell  y Ken Willber en: La necesidad de la liberación masculina. Pero si hicieran falta  más pruebas sobre la falta de voluntad del feminismo actual para explorar esa vía, quizá tenga interés recordar el concepto de feminismo que Victoria Sau, feminista de referencia en nuestro país, nos da con la siguiente definición:

“El feminismo es un movimiento social y político que se inicia formalmente a finales del siglo XVIII y que supone la toma de conciencia de las mujeres como grupo o colectivo humano, de la opresión, dominación y explotación de que han sido y son objeto por parte del colectivo de varones en el seno del patriarcado bajo sus distintas fases históricas de modelo de producción, lo cual las mueve a la acción para la liberación de su sexo con todas las transformaciones de la sociedad que aquélla requiera”.  Diccionario ideológico feminista. Icaria, Barcelona,2000, página 121

Más interesante me parece explorar en profundidad la referencia de Warren Farrell sobre la falacia feminista de que el “poder” se mediría diciendo: mira quien gobierna el mundo, y no para quien mejor sabría rentabilizar ese poder, cuando desarrolla la tesis de que, el poder no se definiría por el  control que se ejerce sobre otros, sino por la capacidad de control que se tiene sobre la vida propia. De hacer caso al espejismo feminista deberíamos extraer la conclusión de que el Gobierno Zapatero para quien ha sido “rentable” es para los hombres y no para las mujeres y el feminismo, o que los hombres estaríamos obteniendo algún beneficio particular de que sea Emilio Botín quien dirija el  Banco de Santander y no su hija, más todavía, los hombres deberíamos estar dando palmas  en lo relativo a la Ley contra la violencia de género porque el Delegado del Gobierno fuese Lorente y no una mujer.  En fin, los ejemplos se podrían multiplicar pero baste decir que la legislación de género en nuestro país para quien ha sido terriblemente lesiva es para el hombre y ha sido aprobada en unas Cortes compuestas mayoritariamente por varones.

En fin, como no se trata de agotar el tema en una sola jornada, de momento lo dejo aquí.

13 agosto, 2010

¿Qué pasaría?

Yo me pregunto: ¿si los 8.000 varones asesinados en Srebrenica en lugar de eso, hubieran sido mujeres, qué pasaría?

Y, ¿qué pasaría si los más 15.000 muertos en patera en su inmensísima mayoría varones, en lugar de ser la mayoría de ese sexo, lo fuese femenina?

¿Qué pasaría si los más de 1.000 muertos en accidentes de trabajo, 3 al día, fueran mayoritariamente femeninos, y no como en la realidad es, la práctica totalidad masculinos?

¿Qué pasaría si la proporción de 3-4 a 1 en que se suicidan varones y mujeres, estuviese invertida?

¿Qué estaríamos oyendo si quien viviese 7 u 8 años más fuese él y no ella? ¿Cómo conceptuaríamos al patriarcado?

¿Por qué las muertes de hombres son menos noticia?

Para situarnos ante un dato como la esperanza de vida quizá convenga recordar que:
EN EL AÑO 2000 la población de mujeres y hombres, distribuida en función de la edad, era en España como sigue: a) hasta los 20 años, los varones superan ligeramente a las mujeres; b) en el segmento de población de 20 a 55 años, la cifra de hombres y mujeres es prácticamente igual; c) en la población de 55 a 80 años, por cada 100 hombres las mujeres crecen de forma exponencial, pasando de 105 a 150; d) en el tramo de 80 a 90 años, por cada 100 hombres las mujeres continúan aumentando y pasan de 150 a 220; e) finalmente, por cada 100 hombres mayores de 90 años, el número de mujeres alcanza ya cifras que oscilan entre 220 y 280. (Datos del INE)

¿Tienen algo que ver estos datos, en lo referido a los hombres, con la vida laboral?


P.D. Alguien debería aclarar qué está pasando en los medios públicos de comunicación, en particular Radio 3 y TV1. Ahora, en una parrilla copada por presentadoras, abandona el único presentador de informativos que quedaba.  

12 agosto, 2010

¿Feminismo para principiantes?

Estoy leyendo: Feminismo para principiantes, de Nuria Varela y la verdad me cuesta salir del asombro. Espero hacer más de un comentario sobre sus páginas, hoy lo haré sobre lo que en el libro refiere sobre la cárcel de Abu Ghraib.

Si en la página 19 dice que el feminismo: “Supone darse cuenta de las mentiras, grandes y pequeñas, en las que está cimentada nuestra historia, nuestra cultura, nuestra sociedad, nuestra economía, los grandes proyectos y los detalles cotidianos. Supone ver los micromachismos –como llama el psicoterapeuta Luis Bonino a las pequeñas maniobras que realizan los varones cotidianamente para mantener su poder sobre las mujeres-, y la estafa que supone cobrar menos que los hombres.”

En la página 269 aparece una única referencia a la cárcel de Abu Ghraib: “mujeres iraquíes fueron humilladas y violadas lo que derivó en el suicidio posterior de esas mujeres o su asesinato por parte de sus familias, que no soportaron su deshonra” y esto sin menoscabo de que el informe del general Tabuga, la información más fiable sobre este asunto, lo que cita es: Forzar a los detenidos a quitarse la ropa y mantenerlos desnudos durante varios días; Sacar fotografías y vídeos de hombres y mujeres detenidos desnudos; Hacer posar a la fuerza a los detenidos en varias posiciones sexualmente explicitas para fotografiarlos; Forzar a detenidos varones a llevar ropa interior femenina; Forzar a grupos de detenidos masculinos a masturbarse para ser fotografiados y filmados; Amontonar en pila a detenidos masculinos desnudos y saltar sobre ellos; Situar a detenidos masculinos desnudos en una cabina MRE [meals ready to eat (alimentos listos para comer)], con un saco de arena sobre su cabeza y con cables enganchados a los dedos de manos y pies y al pene para simular una tortura eléctrica; Poner una cadena de perro o una correa alrededor de la nuca de un detenido desnudo y con una mujer soldado posando para una fotografía; Sodomizar a un detenido con una luz eléctrica y quizás un palo de escoba.

Pero, y quizá esto sea lo más importante de todo, que la cadena de mando  era toda femenina, circunstancia que sí  hizo reflexionar seriamente, y superar alguna idea preconcebida, al feminismo norteamericano. 


11 agosto, 2010

La nueva religión

En el debate a raíz de la entrevista a Bibiana Aído alguien que firmaba con el nick  Gabriel cuando se refería a las mujeres además de proclamar que “el futuro es de Ellas” escribía Ellas así con mayúscula. También en un reciente debate en Público a raíz de unas declaraciones del juez Garzón en las que éste al parecer sostenía que: Las dictaduras han torturado más a las mujeres que a los hombres, sencillamente cuestionar tal afirmación suponía poco menos que la excomunión, como se puede comprobar por las reacciones de los comentarios a favor y las correspondientes puntuaciones.

Cuánta razón tiene razón Savater cuando dice que muchos sieguen confundiendo religión y política… aunque se crean laicos. 



Viñeta de Erlich

06 agosto, 2010

A propósito de entrevistas

Hoy un artículo de Marguerita Rivière en El País, parece que un poco molesta por  lo referido a la gerontocracia,  vuelve sobre la entrevista a Bibiana Aído de hace unas semanas,  para centrarse en una de las expresiones de la ministra para referirse a quienes, por lo visto, formarían el núcleo opositor de sus políticas y que ella resume en una palabra: la derecha,  expresión al mismo tiempo de  misoginia y  gerontocracia.



Pero sería bueno recordar otros aspectos de las respuestas de la misma, como cuando despacha las críticas con un “que ladren”, o cuando esconde una respuesta clara a por qué en lugar de los anuncios no se prohíbe la prostitución, o cuando en un desliz absolutamente lamentable pretende que un 90 % y un 14% (1 de cada 7) son matices de una estadística, o cuando después de señalar un complot cuasi universal contra las políticas de su ministerio, aclara que se trata de la derecha y la gerontocracia.



No digamos ya cuando en un indisimulado ejercicio de hipocresía dice que está a favor de la custodia compartida como fórmula, luego de que todos sepamos que si con algún obstáculo se tropieza esta opción en nuestro país es con el suyo y las políticas de su ministerio, hasta el punto de que se jugó a identificar a los defensores de la misma con los maltratadores, o cuando para negar una trayectoria llena de dislates  precisa esconderse tras un pretendido avatar que no dejaría de jugarle malas pasadas.



Y si preocupante es que una ciudadana pueda jugar a despreciar todo lo que considera se opone a lo que ella cree representar: juventud, progresía, feminismo, igualdad… más preocupante es que esa ciudadana sea una ministra del Gobierno de España, llamada a personificar, junto a otros como Miguel Lorente, las políticas de igualdad en nuestro país, y ¡ojo!, en esta expresión aparentemente neutral van cosas tan sensibles como el régimen de divorcio y la custodia compartida, la lucha contra el maltrato y todas las políticas relacionadas con lo que haya que entender con la igualdad entre los sexos.



Porque podríamos formularnos algunas  preguntas: unas referidas a la ministra y  otras al delegado del Gobierno para la violencia.



De la ministra podríamos preguntarnos ¿qué concepción de la política y la democracia  tiene alguien que cree que ocupa un poder que le corresponde de forma natural, que despacha las críticas con un que ladren y que no duda en decir que está a favor de la custodia compartida cuando todos sabemos que es su principal obstáculo? ¿Es esta la nueva socialdemocracia y la nueva progresía?


   

Del delegado del Gobierno podemos preguntarnos ¿qué concepción del ser humano es la suya que sin asomo de matiz ni duda, establece una dualidad tan radical como simplista entre los géneros como la que él establece? Pero también, ¿es moralmente lícito que alguien que tiene tan clara esa radical separación entre los sexos,  que participa de una tan  profunda misandria, pueda de alguna manera reclamarse agente de la igualdad o tener encomendada una misión que se quiera o no implica la mediación entre personas de distinto sexo?  



El señor Zapatero que se ha demostrado un gran táctico, en lo referido a algunas de su principales apuestas estratégicas parece, sin embargo, no gozar de la misma fortuna.


05 agosto, 2010

Entrevista a Miguel Lorente

El País Semanal de 1 de agosto de 2010 recoge una entrevista al delegado del Gobierno para la violencia: Miguel Lorente Acosta,  realizada por  Rafael Ruíz, de la que me gustaría destacar dos momentos. El primero sería:

P: ¿Somos más machistas en España que en otros países europeos?

R: No. Lo que pasa es que somos el único país de Europa que conoce realmente la violencia de género y la situación vinculada al machismo. (La respuesta continúa)

El segundo momento que deseo destacar es el siguiente:

P: ¿Hay un perfil-tipo de maltratador?

R: Yo siempre digo que todos los agresores responden a tres características: es hombre, varón y del sexo masculino. (La respuesta continúa)


02 agosto, 2010

Vuelta de vacaciones

Aún cuando me he tomado un pequeño descanso en la incorporación de entradas a la bitácora no he podido dejar de participar en los comentarios a  la entrevista a Bibiana Aído en El País  y en el debate suscitado en Malaprensa en dos entradas: Bibiana Aído y las estimaciones dudosas y Estudios serios sobre la prostitución en España. Ahora me tropiezo con este artículo de Javier Marías del que os recomiendo su lectura porque creo expresa muy bien el momento social y político que vive nuestro país, al menos en lo que a libertades se refiere. Leí hace unos días en la bitácora El Café de Ocata algo así como, los caminos que comienzan en Rousseau siempre acaban en Sade… pues eso.

01 agosto, 2010

Partido feminista

Como tengo la sensación de que en lo relativo a los géneros, ocurre lo que con la física y el Universo, donde lo conocido representa sólo una pequeña parte y la zona oscura lo ocupa casi todo, me gustaría invitaros a la reflexión con una pregunta, que si fuésemos capaces de contestarla con claridad, supondría que habríamos dado muchos pasos adelante en el tema que nos ocupa.

¿Por qué, si las cualidades del feminismo son tan excelentes, jamás ha tenido  éxito un partido feminista?