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13 febrero, 2011

¿Dos psicologías?

Hoy he colgado el  comentario de más abajo en un foro sobre educación, pero todavía después de colgado seguía flotando en mi cabeza esa dificultad de percepción en un foro mayoritariamente masculino, de las diferentes actitudes de los sexos en relación con la educación, hasta el punto de opinar y actuar como si no existiesen. Señalan algunos psicólogos que los hombres tendemos a actuar en nuestra relación con el otro sexo como si de un miembro del nuestro se tratase y eso no siempre es bien visto por quien tenemos enfrente, que espera una respuesta similar a la que ella daría de encontrarse en el papel del otro.

Se cita a modo de ejemplo la empatía, que la mujer entiende como ponerse en el lugar del otro, y el hombre como encontrar una solución a la angustia de quien queremos socorrer. Pero sucede en muchos otros ámbitos de la vida y en contextos a veces bien complicados como las discusiones de pareja en las que hablar no sólo no ayuda a resolver los problemas más bien los agrava como bien señala el psicólogo Ivon Dallaire en tantos de sus libros. Es evidente que es un ámbito de estudio que conviene desarrollar como se merece y que debe servir para algo más que para hacer chistes y gracietas sobre “el cerebro masculino y el femenino”. De momento dejo este apunte aquí. El comentario citado es:

Como he dicho tantas veces, sin introducir variables de género en los análisis sobre educación tengo la impresión de que estamos condenados a no entender nada y, por supuesto, lo políticamente correcto no se queda en el exterior de este foro. Ayer leí una frase de un pediatra que me gustó, decía: No controle al niño; enséñele autocontrol. Sin embargo no es éste el principio que rige en nuestra enseñanza, ni es un principio que tenga la misma acogida entre profesores y profesoras, maestras y maestros.

No es una casualidad que en este foro la participación masculina sea muy superior a la femenina, ni tampoco la valoración por sexos de lo que sucede en nuestro sistema educativo es la misma  para ellos y para ellas, sin que quepa interpretar esto como  la división en dos bloques monolíticos sin transición entre uno y otro. Hace no mucho más de un año asistí a una conferencia de un profesor de Ciencias de la Educación que poco menos defendía que llevar de la mano al alumno universitario.  Pero tengo la impresión que entre los que expresan descontento por lo que está pasando hay muchos más varones que mujeres, profesores que profesoras.  

Tengo la impresión de que estas realidades están ahí, pero pretendemos como que no queremos verlas.  Pareciera que constatar diferencias entre los sexos fuera en sí mismo una actitud sexista cuando entiendo que son cosas bien distintas, y no hacerlo a lo que nos está conduciendo es a una imagen distorsionada de la realidad porque nos obliga a suponer una misma sensibilidad y actitud entre colectivos cuando no sólo no tienen  la misma sino que puede llegar a ser completamente contradictoria.

Sólo por daros una pista os diré que en amplios colectivos feministas y de mujeres la percepción de nuestro sistema educativo  es que nos encontramos ante el mejor  de nuestra historia y el único que hasta el presente ha sabido hacer  justicia a los sexos. 


Y ahora os dejo el enlace a una información de hoy mismo en relación con la enseñanza universitaria:


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