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31 marzo, 2011

29 marzo, 2011

De vuelta

Bien, ya veo que ni flores, que no estáis para reflexiones y si lo estáis no queréis saber nada de compartirlas, como tampoco queréis sugerir temas. ¿Cómo habría de interpretar este silencio?  Creo que Warren Farrell ha dicho: las mujeres no pueden oír lo que los hombres no han dicho. Yo que no soy mujer tampoco.

En mi opinión al movimiento de los hombres le falta todo: desde identificar claramente el terreno que pisa hasta saber a dónde quiere llegar. Es verdad que se han dado pasos y se han identificado algunos problemas masculinos y algunas características más bien poco amables del feminismo para con los varones, pero a mi modo de ver falta mucho análisis, como falta poner en lenguaje asequible a todo el mundo el que hay y, sobre todo, difundirlo.

De momento hablar de discriminación hacia el varón: sea por los resultados escolares, la obligación de la mili, los empleos con mayor riesgo para la vida, o cualquier otra circunstancia,  es algo que de entrada va a ser acogido con todas las reservas y en la mayor parte de los casos con rechazo, fuera, claro está, de los círculos de afectados por una denuncia falsa,  una mala sentencia de divorcio o las escasas bitácoras y foros dedicados a los hombres.

De momento quienes constatan el fracaso escolar masculino eluden dar una explicación convincente y, en muchos casos, no se atreven a hablar de discriminación, en un mundo en el que el feminismo ha establecido que discriminadas sólo lo pueden estar las mujeres. Como imposible parece erradicar la idea de la discriminación laboral, aún cuando los empleos peores los desempeñe el varón o sea él el que sufre la práctica totalidad de los accidentes laborales, aún más, cuando una y otra vez se ha demostrado que la actitud de la mujer ante el trabajo no es la misma que el varón y así esté reconocido socialmente, de tal modo que si ella no trabaja aunque tenga título superior no pasa nada, pero si fuese él quien no lo hiciese estaríamos hablando de un mantenido.


P.S. En relación con el tema que planteaba Tamisquerche sobre la Guerra de Libia encontraréis una interesante reseña en la bitácora Absurdistan con el título: Las mujeres son de Marte. Añadir que sobre el mismo asunto existe otro análisis interesante en la bitácora de Enric, Masculinisme i política. En cualquier caso que nadie se haga ninguna ilusión a que esto pueda representar algún giro en el planteamiento feminista. Como no les gusta, seguirán considerando que la guerra es cosa nuestra porque ellas representan la paz.


25 marzo, 2011

Reflexión colectiva

No estaría mal aprovechar este parón para una reflexión colectiva sobre lo conseguido, si es que hay algo, pero sobre todo para establecer las tareas más urgentes de una nueva etapa, y cómo alcanzar el máximo de efectividad teniendo en cuenta la escasez de efectivos. En mi opinión estamos ante una pequeña crisis de crecimiento, lo urgente no es ya demostrar que la mirada unilateral del feminismo institucional no sólo no da respuestas a los problemas de los varones, tampoco para el conjunto social por lo que finalmente los perjudicados seremos todos, también las mujeres. Pero esta “verdad” que quizá no sea complicado establecer en el plano de las ideas, no guarda relación alguna con la realidad social porque ésta se mueve en base a otros motores, y ahí los varones somos una especie de parias sin capacidad ninguna para incidir en la marcha de los acontecimientos, por lo que en fórmula resumida llamaría: ausencia de conciencia de género, justamente en contraposición con las mujeres que en estos momentos históricos viven una máximo de eso mismo, conciencia de género.  

Sólo una anécdota, en un debate en la Sexta con una mesa en la que había seis o siete varones y una mujer, el economista del grupo, utilizó el siguiente símil que repitió machaconamente a lo largo de la noche. Dividió a la economía española en tres sectores: público, privado y exterior, y explicó que el sector público debía salvar los déficits de los otros dos sectores porque gastaban más de lo que les correspondía. Bien, pues eso lo personalizó en una familia tipo compuesta de padre, madre e hijo. Imaginaos quienes eran los que se dedicaban a gastar por encima de sus posibilidades y derrochar a manos llenas mientras la sufrida madre: sector público, debía corregir con su superávit los otros dos déficits. ¿No necesitáis que os lo diga, verdad?

Seguir la regla feminista de que la dominación masculina sería visible con mirar aquellas instancias de decisión en las que predominara el número de varones, no es más que una falacia que muchos hombres se han llegado a creer. No sólo es que sucediera lo que os cuento sin que nadie interpretase el símil como sexista, es que imaginaros que hubiese cambiado los papeles y la situase a ella como manirrota, circunstancia quizá más realista teniendo en cuenta que más del 85 % de las decisiones de compra las toman las mujeres, sencillamente tendríamos tema para una temporada. En mi opinión, y aunque suene a completa heterodoxia si hay que hablar de alguna dominación habría de ser de la femenina y si no que se lo pregunten a Forges, varón, entre otros cinco varones, del humor gráfico en un diario como El País. Cuando digo pregunten me refiero al visionado de sus viñetas, comenzando por esa en que (ella) representa La Constitución y (él) El Mercado.

A lo que iba, que si tenéis ideas o sugerencia para esa nueva etapa, colgarlas para que las podamos conocer todos. Un saludo

21 marzo, 2011

¿ Y el futuro ?

Que el feminismo, al menos el institucional de género, no está dispuesto a jugar limpio no es una cuestión de ahora, por eso hoy quería referirme a ese aspecto aunque sea de modo superficial. No se trata ya de que destacadas autoras del movimiento se hayan convertido en perfectas manipuladoras de la estadística: una de cada cuatro mujeres golpeadas, una de cada 10 violada, el 90 % de las prostitutas están esclavizadas, etcétera sino que su estrategia pasa justamente por ahí, por falsear, por ocultar, por alarmar, en un intento de que las emociones impidan cualquier reflexión serena sobre cada uno de los asuntos para ver lo qué hay de verdad y qué de exageración o mentira en cada caso y de ese modo hacer el juicio ponderado que cada situación requiera.

Tendríamos que señalar en esta estrategia al menos cuatro vertientes: la de la mentira estadística de la que serían ejemplos los citados más arriba, la de la ocultación: silenciamiento de otras estadísticas: fracaso escolar masculino, tasa de suicidio de los varones, enfermedad y mortalidad masculina, hasta el punto incluso de pretender atribuir la menor esperanza de vida no a causas de tipo genético o de expectativas de vida, sino a la natural tendencia de los varones al riesgo. Silenciamiento también de ciertas actitudes y datos negativos de la mujer tal la violencia ejercida contra su pareja, sus hijos, compañeros  o las personas mayores y discapacitados, de tal modo que pareciera que esta vertiente de la violencia no existiera o siempre estuviese disculpada moralmente, últimamente también judicialmente. Y silencio de las actitudes de esfuerzo y sacrificio de los varones: por ejemplo ahora mismo en la crisis japonesa la actitud heroica de algunos, o las centenas y millares de vidas masculinas que se están perdiendo en las revueltas árabes.

Y aún hay otro aspecto que se esconde o se soslaya y es la tendencia, es decir, lo que desde ya sabemos con bastante certeza que puede suceder en el futuro, por ejemplo que en momento no muy lejano las mujeres con título universitario superarán a los varones en un porcentaje próximo al 150 %, sin que se considere necesario adoptar ninguna medida correctora, y lo que eso representará de cambio en determinados ámbitos de las profesiones y la vida social como por ejemplo la enseñanza, la sanidad, la justicia, etcétera lo que convertirá la preponderancia femenina en aplastante. Y eso a día de hoy sabemos que significará todo menos neutralidad. La capacidad de las mujeres para desplazar a los varones de determinados ámbitos se está demostrando infinitamente más agresiva que cualquier otra que se pueda atribuir a los varones. Por eso, sería interesante incorporar a nuestros análisis y consideraciones esa vertiente de previsión y expectativa futuras. 

¿Igualdad de oportunidades?

Es evidente que en España socialdemocracia no equivale a igualdad de oportunidades como puede comprobarse aquí.



Y ésta una de las manifestaciones más amargas de esa falta de oportunidades




P.S. He buceado por los enlaces de la noticia y no soy capaz de encontrar la fuente de ese trabajo que cita el periódico, en su lugar me he visto sumergido en una página de CC.OO. y si algo positivo ha tenido la visita ha sido descubrir el claro sesgo de género de lo que tal página contiene, desde las colaboradoras de la revista, a la total ausencia de cualquier referencia al fracaso escolar masculino que como se sabe duplica el femenino. 

17 marzo, 2011

¿Es igual verdad que mentira?

En un debate que se está demostrando imposible ya que el feminismo sólo está dispuesto a que lo escuchen y, si quien lo hace discrepa de lo que oye debe saber que, con razón o sin ella, de ninguna manera conseguirá mover un ápice unas posiciones que parecen fijadas de una vez y para siempre, pues quien manifieste desacuerdo sólo puede estar atacado de un virus que parece congénito con la condición masculina, como es el machismo. Machismo del que, como recordaba recientemente la fiscala de violencia de género, ningún varón se libra y del que, unos más y otros menos, todos parecen portadores.

Se trata de una estrategia perfecta, que por lo demás es idéntica a la aplicada por todos los discriminadores, sean del tipo que sean, y que consiste en considerar al otro no como un igual, dotado de la misma capacidad para discernir lo bueno de lo malo, y por tanto con la misma capacidad que cualquier otro para un debate civilizado, sino ponerlo en un escalón más bajo como es el considerarlo machista, porque de ese modo entra en los de la categoría sin derecho  a voz, en la categoría de aquellos a quienes hay que silenciar. Se trata de  la escusa perfecta para no debatir, pues se trataría de algo así como: no es que nos neguemos a debatir es que no debatimos con machistas. Claro que si alguien preguntara quienes son machistas se encontraría que machistas son todos los que discrepan.

De este modo tan curioso el feminismo institucional de género está consiguiendo saltarse todos los límites establecidos en los distintos campos científicos y sociales a efectos de separar lo que cumple requisitos mínimos de lo que sencillamente es rechazable porque sólo puede conducir al falseamiento y la mentira. Una cosa es sostener que en terrenos como el social no existen verdades absolutas e incontestables, y otra bien diferente pensar que cualquier cosa es válida o que nada es mentira. Los criterios de verdad pueden ser lasos pero no tanto para justificar la reiteración un día sí y otro también del sonsonete de la discriminación salarial de las mujeres por el hecho de ser mujeres, o que para el conocimiento de determinados comportamientos se fije a priori que sólo se investigará al varón porque sólo él es objeto de sospecha, y por lo mismo se rechacen todos los estudios internacionales, confeccionados con criterio diferente.


¿Quién es el discriminado?

Con la que está cayendo aquí y en el mundo -imposible olvidarse de Japón-,  hay quién considera que tiene interés hacer preguntas con tanta enjundia como: Por qué algunas mujeres prefieren ser hombres. Máxime si después de leer el texto que  acompaña a la pregunta, uno comprueba que allí no hay tema, que ni tan siquiera con la mejor de las voluntades es posible encontrar mimbres para un tema así. Ya que lo único sustantivo que se encuentra entres sus líneas es la reiteración del dato de la discriminación salarial de las mujeres y, a estas alturas, ya da igual  la cuantía, tan variable según el autor o autora y el día. Por eso quisiera hacer alguna reflexión:  

La primera de ellas es, la de si el feminismo ha tocado techo y cualquier pretexto es bueno para procurar mantener una llama que languidece y se alimenta de interrogantes de ese tipo. Y a continuación, preguntar y preguntarme si estos debates están planteados para asumir la crítica y variar posiciones cuando haga falta, por ejemplo en el tema de la discriminación salarial, circunstancia desmentida por activa y por pasiva desde todos los ángulos, o sencillamente se trata de retórica imperturbable a la crítica pues, mantenerse en esa falacia, lo que mejor deja traslucir es debilidad y  una contumacia alejada del buen juicio. Y, o mucho me equivoco o parece la única respuesta posible.

También que, frente a la profunda gravedad de algunos temas masculinos como todo lo relacionado con las separaciones y la custodia compartida, el fracaso escolar, importantes y urgentes temas de salud o, toda la problemática de las personas en paro, y aquí habría que hablar de ellas y de ellos indistintamente pues de un problema de todos se trata,  parece un lujo asiático que nada de eso puede plantearse en abierto y  en un medio de amplia difusión, y en su lugar se desperdicie de esa manera una tribuna que claramente podría estar reportando un mayor beneficio a todos y… -y esto también es importante-, fácilmente se pueda constatar que  en algunos terrenos, como éste de los medios de comunicación, es evidente en perjuicio de quién es la desigualdad.


12 marzo, 2011

El feminismo y las cuotas

El feminismo procede de forma sexuada, las mujeres, todas las mujeres: presentes y pasadas, de aquí y de todo el mundo. Lo cual impide el enfoque de cualquier problema, porque los problemas son concretos y afectan a unas mujeres y no a otras, a mujeres de hoy y no de ayer, a mujeres pobres pero no a las ricas, a las casadas pero no a las solteras, a las musulmanas pero no  a las europeas, etcétera. Procediendo de esa manera garantizan soluciones políticas, pero siempre a costa de olvidar los problemas reales y sobre todo  a costa de crear injusticia. El feminismo está basado en la segregación por sexo, lo que de entrada es contrario a la igualdad.

Con ese planteamiento es más relevante el problema superficial de una mujer, que el profundo de un varón, porque por definición ellos pertenecen también en su totalidad a la clase hombre, es decir son el otro, el que no importa… ,  y por ello cuando se exigen soluciones del tipo: cuota para la mujeres porque lo detectado es un problema de  conciliación lo que sucede es que ese mecanismo va a aplicarse tanto a mujeres con hijos como a mujeres que, por los motivos que sea, porque no quieren o porque no pueden, nunca tendrán hijos, pero no se aplicará a los varones que si los tienen y están comprometidos con la crianza de sus hijos.

Lo cual no sólo es injusto en sí mismo, lo es también porque desincentiva cualquier política de reparto de tareas… y lo que al final queda es que se incentiva a la  mujer por el hecho de serlo y se discrimina al hombre por la misma razón. Por lo demás las políticas feministas son tan interesadamente desorganizadas y contradictorias que, al tiempo que se defienden las cuotas y se pide igual implicación de ambos progenitores  en la crianza de los hijos, se está en contra de la custodia compartida, o no se cansan de realizar campañas en las que el padre o no existe o es claramente prescindible. Lo cual, a su vez, pone al descubierto que la distinción sexo género es una construcción del feminismo de la última ola para justificar lo que sin velo aparecería como discriminación por razón de sexo, que al final es lo que siempre se encuentra detrás de todas estas políticas.  

Iguales sí, pero hasta donde yo diga

Sí, quizá uno de los rasgos menos ejemplares del feminismo es su falta no sólo de autocrítica, también la ausencia completa de cualquier crítica a colectivos de mujeres de las que como mínimo habría que hacer un recordatorio para no dar una imagen de unilateralidad que haga pensar que no es exclusivamente el sexo lo que pesa a la hora de funcionar como ideología, y/o a la hora de considerar y juzgar los comportamientos humanos. Viene esto a cuento no sólo de esas mujeres, casadas con hombres de negocios o de la política, que su principal desvelo lo constituye el encontrar para el día siguiente una nueva actividad con la que llenar su inmenso vacío de tiempo libre y nuevos lugares donde gastarse el dinero que en su casa corre a raudales.

¡Ojo! en las estadísticas estas mujeres figuran como amas de casa, es decir, ese sufrido grupo sometido al patriarcado que dedica toda su vida a los suyos y nada a la propia. Sus maridos mientras tanto constituyen el mejor ejemplo de padre y marido ausente y fuente inagotable de inspiración para un humorista como Forges. Ese rasgo junto a la mudable variedad de planteamientos – en el feminismo lo único que es permanente es la idea de discriminación, dónde residenciarla o cómo combatirla ha mudado para cada ola y nunca tendremos la seguridad de estar ante la última porque si hemos de hacer caso a su propio mensaje, la lucha contra la discriminación recién acaba de empezar hace un momento y los objetivos a alcanzar están siempre inéditos. Por eso somos tanto los que habiéndonos tomado en serio su idea de igualdad en algún momento hemos acabado en la peor de las decepciones al comprobar no sólo que por hombres tenemos una culpa que expiar, también que eso de la igualdad consiste en: iguales sí, pero hasta yo donde yo diga, que diría una castiza.

10 marzo, 2011

Perspectiva de género

Quiero compartir la estupefacción que producen algunos de los párrafos del discurso del Presidente del Gobierno Rodríguez Zapatero, en el Día internacional de las mujeres; pero, al tiempo recordar que los postulados de la perspectiva de género sólo son aprehensibles desde la fe en los mismos, y  adentrarse en ellos significa dejar atrás algunas de las grandes conquistas intelectuales y morales que nos han permitido llegar hasta donde hoy estamos. Que todo un presidente de un Gobierno socialista pronuncie una frase como ésta: “…ese instinto inaceptable de superioridad y de dominio por parte de los hombres hacia las mujeres.”, hace que nos preguntemos de qué habla, a quién se refiere, qué hace ahí ese genérico hombres, en qué punto está él y, por extensión, todos los demás...

Pero, otro tanto de lo mismo habría que decir de ese postulado que nos imputa la responsabilidad única de los roles de género con argumentos como que: “La masculinidad no fue construida según del deseo de las mujeres. La masculinidad fue construida por los propios hombres. Feminidad era todo lo que no era la masculinidad” y uno se pregunta pero es qué acaso los hombres pudieron elegir entre quedarse en la cueva o salir a cazar,  no sería más bien que el condicionante de la maternidad impuso que fueran ellas quienes eligieran el hogar y ellos quienes tuvieran que abandonarlo para conseguir el sustento fuera, pero todavía más, por qué después de dos siglos de feminismo la mujer pretende que sea el varón quien juegue el papel de principal proveedor y se le siga encomendando la seguridad, mientras se reserva para sí los hijos y la casa como si de un propiedad exclusiva se tratase.

¿Alguien puede dudar que la intención del feminismo hoy es redefinir unos roles en los que el hombre sigue siendo ese ser que se ocupa de las tareas sociales que las mujeres no desean y a quien se trata de alejar al máximo de los hijos y la familia? Como dijo medio en broma Eva González a Pablo Motos, igualdad sí, pero hasta dónde yo diga. ¿Alguien duda de que ciertamente la mujer se ha incorporado a lo social pero justo hasta ese punto que le permite una relación absolutamente preferente con los hijos y la familia? ¿Acaso se puede pensar que sea una casualidad que los sectores sociales y económicos en los que la mujer ha pasado a ocupar posiciones mayoritarias, en algún caso, casi exclusivas, sean el cuidado y atención de la infancia, la educación con preferencia en los primeros tramos, la salud y todo lo relacionado con ella, y dentro de lo jurídico todo lo que tiene que ver con el derecho de familia? ¿O que sea absolutamente mayoritaria en profesiones como: maestra, enfermera y médico, psicóloga o abogado?

¿Alguien tiene dudas de que los roles se están redefiniendo? ¿Alguien puede dudar de quién lleva la  batuta en esa  redefinición? ¿Alguien tiene dudas sobre qué pasará cuando el sueldo medio, como sucede ya para determinados tramos de edad, de ellas sea superior al de ellos? ¿Será porque son mayoría con título superior que se ha dejado de hablar del tema, o que aún siendo mayoría en la Universidad, la queja sea porque no lo son en las carreras técnicas? ¿Se puede pretender desde una perspectiva como la de género, que excluye de la misma a la mitad de la población, la construcción de algo para ambos, para ellos y para ellas, algo que vaya más allá del ombligo femenino? En mi opinión no, y que el género y todo lo que lo acompañan pretenda que quien no comparta esa posición a lo que deba atenerse es en  frase también de Eva González, a un: te callas y te esperas, parece demasiado excesivo y demasiado unilateral. 

08 marzo, 2011

Realidad y apariencias sociales

Tiene razón Mario Bunge cuando a propósito de las apariencias psicológicas  y sociales, nos recuerda que en el terreno social la relación noúmeno-fenómeno es mucho más compleja que en otros ámbitos por razón del llamado teorema de Thomas: no reaccionamos a los hechos sociales, sino al modo en que los “percibimos” (en realidad, al modo en que los imaginamos, concebimos y evaluamos), y así, es comprensible un párrafo como el siguiente: Dos de cada tres españoles creen que las mujeres tienen una vida más dura y difícil que los hombres (76 % ellas y 58% ellos) recogida aquí.

Aunque un párrafo como éste: “Pese a que dos de cada tres mujeres consideran frecuente la discriminación femenina, la mayoría de las encuestadas dice que no la ha sufrido nunca en el último año (65%, al que los responsables del trabajo suman el 17% que dice haberla padecido pocas veces)” nos ayude a entender mejor el de arriba. En realidad la mayor parte de la gente da por probado aquello que con más frecuencia se repite, y son décadas y décadas oyendo lo de la discriminación femenina como para que alguien en su sano juicio se atreva a ponerla en cuestión.  

De hecho hoy: día de la mujer trabajadora, en todos los medios se repite la falacia del menor sueldo de las mujeres sin que al parecer ni a los periodistas ni a los medios les importe mucho comprobar si  tal cosa se ajusta a la verdad, hecho que de producirse constituiría un completo fracaso de los sindicatos, las organizaciones de mujeres, la inspección de trabajo y, en general, de toda la sociedad por comprobar mes tras mes y año tras año, que en nuestro país se estaría produciendo un comportamiento contrario a nuestro ordenamiento jurídico, con total impunidad y,  lo que quizá es más llamativo y  acabe demostrando su falacia, contrario también  a las leyes del mercado laboral y de cualquier mercado en una sociedad capitalista.

Aunque comprobando la escasa munición que precisan algunos para mantener su sexismo y misandria quizá no sea necesario seguir insistiendo en la diferencia entre realidad social y apariencias sociales, ya que en cualquier medio español es posible encontrar “rigurosos análisis sociológicos” como los arriba mencionados pero un informe como el de la Comisión Farrell para constituir en la Casa Blanca un Consejo asesor sobre la situación de los varones, sigue inédito en los medios, a pesar de llevar ya un tiempo circulando por la red, y  todo el mundo prefiera hacer como que no sabe nada del asunto y ni lo ha visto.


P.S. En la entrada de Pelle Billing sobre la Comisión Farrell se ha realizado una corrección importante que os recomiendo leer a efectos de tener toda la información. 



07 marzo, 2011

Consejo asesor de hombres y niños

Hay que reconocerles al feminismo y  las mujeres una capacidad especial para que desde hace casi dos siglos, y en particular los últimos tiempos, haber conseguido situar en la agenda política, social y cultural de buena parte de las sociedades del Planeta, sus preocupaciones y sus afanes, y hacerlo siempre con una exquisita discreción y un extraordinario éxito, éxito siempre disimulado y jamás reconocido por ellas mismas, pues en cada ocasión se trata de un nuevo comienzo en el que lo conseguido es nada y falta todo por conseguir.

Se trata de una mirada sesgada sobre la sociedad, mirada en la que sólo cabe lo femenino, más exactamente, la pretendida universal y  omnipresente discriminación femenina. Sociedad frente a la que se plantean una serie de reivindicaciones y exigencias unilaterales innegociables y  estrictas, y sin que importe la naturaleza de la petición, ni el particular momento por el que esté pasando dicha sociedad, porque en última instancia late la convicción de que, por mucho que haga la sociedad por ellas, la deuda es tan grande que jamás se verá colmada.

Lo cierto es que esas reivindicaciones que en principio tenían que ver con la igualdad jurídica, han pasado a incluir tantos aspectos: sociales, culturales, políticos, jurídicos, etc. que la impresión que a muchos nos produce es que ahora mismo quienes  debemos demandar igualdad  jurídica somos los varones, pero además debemos hacerlo a contrapelo porque la sociedad es incapaz de reconocer otra lógica que no sea la feminista por más que la condición social y cultural de los hombres se haya deteriorado extraordinariamente, como ponen de manifiesto todos los indicadores sociales, desde el empleo, a la salud, pasando por la esperanza de vida o el éxito escolar y profesional.

Pero, como revela el informe del Dr. Warren Farrell y los resultados de la comisión formada al efecto y a petición del Presidente Obama para la conformación en la Casa Blanca de un Consejo asesor de hombres y niños, la situación de los hombres americanos, extrapolable en casi todos los extremos al nuestro, muestra claramente cuál es el género depauperado en la actualidad y como se hace necesario actuar  con urgencia atajando los graves problemas que acucian a los hombres  y los niños: fracaso escolar, elevadísimas tasas de suicidio,  índices de paro y deficiente formación profesional,  concepción del masculino como género desechable, etcétera

Esta es posiblemente la necesidad también en nuestro país, pero hasta aquí no parecen haber llegado los ecos de ese cada día mayor movimiento masculino  por la igualdad. Y, mientras tanto, el mundo oficial sigue insistiendo en la discriminación de la mujer y en la adopción de medidas que las favorezcan. Y todo ello es así porque la sociedad sigue impregnada de la idea de que la única discriminación posible es hacia la mujer y, por qué no decirlo, la consideración del hombre y lo masculino como ese ser dotado de una rudeza que lo hace insensible el dolor y el abandono. 


P.S. La versión en castellano del sumario del documento de la Comisión Farrell lo encontraréis aquí. La traducción la hizo Plutarco a quien desde aquí doy de nuevo las gracias



06 marzo, 2011

¿El género desechable?

Resulta extraordinariamente ilustrativo de cómo se entiende la igualdad desde un cierto feminismo que reclama un papel nuevo para la mujer que no la cosifique en lo que manda la tradición pero que cuando se trata del varón, ¡ah! entonces ya es otra cosa, y no importa que juegue el papel de siempre, el de género más desechable, y por ello deba asumir –si no quiere pasar por cobarde- aquellas situaciones que entrañan peligro para la vida: sea en la guerra, en el trabajo diario, o en la lucha contra el narcotráfico. 


Viene esto a cuento del relato realizado por la prensa de la historia de Marisol Valle García a quien se tituló como la mujer más valiente de México porque a sus 20 años asumió la jefatura de la Policía en el valle de Juárez donde el narcotráfico campa por sus respetos y que ahora ha decidido renunciar y huir a Estados Unidos acuciada por las amenazas. Que se haya jugado a destacar la cobardía de los hombres que no eran capaces de hacer aquello a lo que se atrevía una estudiante de 20 años, debiera ser motivo para algo más que un titular comentando su marcha. La vida del hombre no es menos valiosa que la de mujer y quien se dice igualitario no debiera olvidarlo con tanta frecuencia. 

03 marzo, 2011

¡Vaya tela!

Después de que en el día de ayer Carmen Morán publicase: No es discriminación de género señora Reding, hoy Carmen Sánchez-Silva nos regala: La ruina del hombre nos iguala, lo que entre ambos artículos nos da una buena dosis de ideología de género en estado puro, pues si para una, los hombres tenemos menos esperanza de vida como consecuencia de nuestro comportamiento descerebrado, para la otra, vivimos en un país donde las mujeres cobran menos por el mismo trabajo y en lugar de denunciarlo ante la inspección de trabajo y los sindicatos, permiten que simplemente constituya munición de combate para un feminismo institucional al que cada día con mayor claridad se le va viendo su verdadero rostro y la consideración que le merecen los varones.

A estas alturas, de determinado feminismo ya no me sorprenden las peripecias y juegos malabares  para construir un discurso a la medida de sus intereses y necesidades de cada momento, sino la capacidad que la sociedad está demostrando para permitir, cuando no alentar, este tipo de discursos carentes de cualquier rigor, más allá de la defensa de los intereses de un grupo social. Y no me sorprende porque sistemáticamente la realidad de la que habla es una realidad inventada, fabulada, a la medida de unos intereses, estos sí de género, que no sólo no muestran ningún respeto y consideración por el otro, tampoco por una posible realidad más allá del género. Es como una película del Oeste en la que han decidido jugar a vaqueras que han de dar su verdadero merecido a unos indios que por serlo se lo han ganado a pulso. 

La ideología de género es un constructo en el que un determinado feminismo se ha erigido en árbitro e intérprete de la sociedad y que se considera en el derecho de decirnos a todos, desde su minoría, lo que haya que entender por economía, justicia, cultura, política, etc. sin que nos quepa disentir –si así fuera inmediatamente seríamos tachados de machistas- pero ni tan siquiera pudiéramos hacer uso de ese instrumental de conceptos e ideas que hemos aprendido en la escuela y que aplicado a sus “sexudos” análisis nos muestran que no siguen el camino de la verdad, más bien que, al igual que el sofista, pretende convencernos mediante males artes y juegos de retórica. 


P.S. Echad una ojeada a la última entrada de Pelle Billing en la que se habla de un Consejo de Hombres y Niños que se propone crear Obama. Si alguien se atreve a realizar un pequeño resumen de la información y colgarla en la bitácora, desde aquí le envío las gracias.

01 marzo, 2011

Nuevo manifiesto de los hombres

De que la causa de los hombres no sólo se extiende por todo el mundo sino que cuenta cada día con mayor seguimiento pueden dar fe algunos de los enlaces de esta bitácora. Ahora he incorporado alguno más, entre ellos: La cause des hommes, donde he encontrado, entre otras cosas, este manifiesto que traducido expongo a vuestra consideración. Es de las escasas veces en que se puede leer algo referido a la masculinidad en positivo, y eso hace mucha falta.


Nuevo manifiesto de los hombres. Aaron R.Kipnis

El nuevo manifiesto de los hombres

I. Los hombres son buenos. La masculinidad afirma y sostiene la vida. La sexualidad masculina genera la vida. El cuerpo masculino tiene derecho a estar alimentado y protegido.

II. El valor de un hombre no se mide por lo que produce. Nosotros no somos nuestras profesiones. Tenemos necesidad de ser amados por lo que somos. Ganamos dinero para sostener la vida. Nuestro desafío real, nuestra aventura, lo que llena nuestras vidas, es la creación de nuestra alma. 

III. Los hombres no somos violentos por naturaleza. No llegamos a ser destructores más que cuando nuestra masculinidad está dañada. La violencia nace del miedo y de la desesperación, no de una auténtica masculinidad.  

IV. EL hombre no puede definirse según una concepción restrictiva, impuesta por la sociedad, de lo que es un hombre. Existen numerosas muestras, antiguas y modernas,  de hombres  sanadores, protectores, amantes y compañeros de las mujeres, en contacto con la naturaleza. He ahí como somos en nuestro fuero interior: festejadores de la vida, morales y fuertes.

V. Los hombres ni quieren ni tienen necesidad de convertirse en mujeres. Las mujeres pueden ayudarles dejándoles espacio y tiempo, para cambiar, para crecer, para redescubrir su naturaleza masculina profunda. Las mujeres pueden ayudar a los hombres a curarse buscando y afirmando lo que es bueno para ellos.

VI.  La masculinidad no exige la negación de los sentimientos. Los hombres tienen derecho a expresar sus sentimientos. En nuestra sociedad, eso exige valor y reconocimiento.

VII. Los hombres no son solo rivales. Los hombres son hermanos. Es normal que cooperemos. Que encontremos fuerza y apoyo contándonos la verdad –de hombre a hombre.  

VIII. Los hombres tienen derecho a la igualdad con las mujeres, por lo que respecta a la custodia de los hijos, a los apoyos financieros, a la ayuda gubernamental, la educación, la salud y la protección contra toda forma de abuso. Los padres tienen la misma capacidad que las madres para educar a sus hijos.  

IX. Los hombres quieren ser, entre todas las cosas, compañeros en igualdad con las mujeres. Del mismo modo que los hombres aprenden a tratar en igualdad a las mujeres, exigen que las mujeres trabajen también para crear una relación equitativa.

X. La vida de los hombres ha sido reducida en exceso. Tenemos el derecho a equivocarnos, a ser irresponsables, imprevisibles, idiotas, contradictorios, asustadizos, indecisos, innovadores, poco seguros de nosotros mismos, visionarios, lascivos, perezosos, gordos, calvos, traviesos, feroces, irreverentes, mágicos, salvajes, poco prácticos, fuera de lo común, y otras cosas que todavía no hemos considerado ser.

Aaron R.Kipnis, extracto de Knights without armor (Caballeros sin armadura). 


Para quien quiera saber algo más de la obra de este autor y de este libro en particular aquí encontrará una reseña en castellano de la obra.



Quid pro quo

Traigo esta noticia, para que se compruebe la reacción de algunas mujeres cuando entienden que hay una medida en la que la discriminación no es a su favor. Realmente impresionante el concepto de igualdad de algunas  y como entienden el quid pro quo y la reciprocidad de trato. 


Como escribo en un comentario a la misma, me sorprende que en la noticia no se haga referencia a los seguros de vida, donde fácilmente las primas que pagamos los hombres pueden duplicar o triplicar las que pagan ellas. Nuestra legislación permitía esta diferencia de trato en los seguros de vida donde el claro perjudicado es el varón, pero no en los seguros sanitarios donde las primas no podían establecer diferentes por sexo, lo que claramente las beneficiaba a ellas.