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22 febrero, 2015

Más sobre empleo y retribuciones

Albañiles, estibadores,  mecánicos, agricultores, recogida de basura, pesca, minería, transporte (también el internacional), militares, policías, bomberos, controladores aéreos, brokers, socorristas, gentes diversas del andamio, todo tipo de profesiones alejadas del hogar, con elevado riesgo y de gran esfuerzo… son profesiones muy mayoritariamente desempeñadas por los hombres.

Enfermeras, cuidadoras de guardería, maestras, profesoras, bibliotecarias, administrativas, médicas, abogadas, limpiadoras, dependientas, mariscadoras,  clasificadoras de la fruta … y, en general, profesiones que mejor permiten la conciliación de vida laboral y familiar y que evitan el trabajo a la intemperie y el mayor riesgo y esfuerzo son  profesiones mayoritariamente desempeñadas por mujeres.

Y del visionado,  la lectura y la escucha de tv, la prensa y la radio estos días, básicamente en relación con un chapucero estudio sobre brecha salarial de UGT, habría que deducir que es a ellas a quienes deben ir destinados todos los esfuerzos de mejora de profesiones y retribuciones.  

Y poco importa que los sectores en los que, o ya son mayoritarias, o la tendencia lleva a ello, no pueden ser considerados de menor importancia, más bien todo lo contrario: educación y cuidados de los hijos: guarderías, jardines de infancia…; sanidad;  comercio y servicios particularmente los de salud, belleza y cuidados personales;  todo lo relacionado con la dependencia;  administración y oficinas públicas, bancos y grandes empresas;  justicia, en particular todo lo relacionado con el derecho de familia y la regulación de las relaciones de pareja y con los hijos.

Y  en el terreno político el peso del lobby feminista es absolutamente innegable, hasta el punto de que no hay fuerza política que en campaña electoral y fuera de ella se resista a no incluir sus principales exigencias en su programa electoral. Baste echar una mirada en el momento presente  a las declaraciones y las decisiones legislativas de los dos grandes: PP y PSOE y particularmente la imposibilidad de una ley de custodia compartida después de casi 40 años de democracia.  Por cierto, la baja por paternidad en España es ridícula, pero tampoco parece existir políticamente mucha intención por implicar más a los hombres  en la crianza de los hijos.

Las mujeres no solo se emplean en aquellos puestos que son de su preferencia, es que visto en perspectiva resulta una estrategia mucho más meditada y reposada que la manifestada por los varones. Ocupar una posición estratégica y decisiva en relación con la casa y los hijos, el sistema educativo y el sanitario, en el ámbito judicial las cuestiones relacionadas con el derecho de familia, y tener garantizadas por ley las medidas de discriminación positiva, paridad y cuotas, del tipo de las que  contempla nuestra legislación, representa un importantísimo poder social y cultural que acaba manifestándose en el terreno político de la forma que  a menudo podemos comprobar.

Vista la bien diferente naturaleza de las profesiones y ocupaciones de unas y otros, y la importancia que en la vida de cada uno de nosotros tiene quien además de nuestros padres y parientes más próximos nos ha cuidado en la guardería, la escuela, en los juegos o el hospital es fácil entender la actual sacralización de la figura femenina, por comparación con un padre ausente y una figura masculina que en muchos casos no se conoce hasta superada la infancia. Si a ello unimos la imagen de la mujer en el kiosco y los medios de comunicación,  el cuadro es más completo.  Alguna vez he dicho que si en el terreno de los sexos se pudiera hablar de un centro y una periferia, sería más que evidente quién estaría en cada uno de esos espacios.





1 comentario:

  1. Anónimo3:23 p. m.

    Parece que el mito de la brecha salarial tiene siete vidas. Como se puede manejar a gusto de cada cual, hay quien afirma que "no solo no disminuye, sino que aumenta".

    http://ccaa.elpais.com/ccaa/2015/03/07/catalunya/1425755130_555579.html

    Y desde luego, la coletilla "por el mismo trabajo", que ya creíamos superada, tampoco tiene fecha de caducidad.

    Jeipi

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